La vía que recorrió Jesús desde Jerusalén hasta el Calvario se ha llamado desde siempre Vía de la Cruz, o Vía Crucis. A lo largo de los siglos se ha convertido en un peregrinaje y en una oración a la cual cada año estamos invitados. Esta semana, anterior a las vacaciones de Semana Santa, los grupos de mayores del cole se han unido a este peregrinar por esta vía dolorosa hasta llegar a la Pascua.
El silencio de Jesús ante una condena injusta y su mirada misericordiosa, nos han ayudado a recordar y encender nuestras velas por tantas víctimas de la actualidad: los que son traicionados por intereses injustos y egoístas, los que sufren la soledad y el desamparo, los que son condenados por defender la dignidad y los derechos de los más débiles, las víctimas de la violencia o de la guerra, las mujeres que sufren y mueren víctimas de la marginación, el maltrato y la discriminación, todas las víctimas del Covid… Hemos querido llegar a percibir esa mirada del Dios resucitado que cambia el corazón, que transforma la vida. Una Pascua que, si nos lo proponemos, será un paso más hacia un mundo mejor para todos.